miércoles, 18 de enero de 2012

De sueños y garabatos

Algunas personas aseguran que los sueños son mensajes del futuro, advertencias y señales, y si uno busca hay mil y una maneras de interpretarlos.
Otros dicen que los sueños son la expresión del inconsciente, miedos y deseos cuidadosamente ocultos entre el follaje de los sueños.
Otros piensan que los sueños son la reafirmación del conocimiento, donde el cerebro procesa la información acumulada.
Tal vez todas estas personas tengan razón, tal vez soñar sea una combinación de todas estas cosas - la gente sueña el pasado y el futuro, y a veces nada, así que cualquiera o todas estas teorías podrían ser ciertas.

Yo creo que los sueños son todo eso, y que también son ficciones que la mente diseña para entretenerlo a uno cuando está fundamentalmente aburrido, allá en lo profundo.
Sueño aproximadamente dos veces por semana - de lo que recuerdo, porque al parecer soñamos todo el tiempo pero sólo recordamos las imágenes más claras y notorias, y tiendo a visualizar cosas bastante elaboradas cuando estoy en cierto estado mental.

Si estoy ocupada trabajando y en general conforme con ello, no sueño.
Si algo me preocupa, sueño imágenes borrosas, como agua turbia y nubes de humo.
Pero si estoy aburrida (ya vemos que el aburrimiento para mí no es "nada que hacer", sino algo un poco más dramático y deprimente) sueño historias. Con frecuencia, historias épicas. He soñado sacerdotes renegados en el viejo Oeste, catástrofes aéreas, solitarios ronin en caminos desiertos, dragones y fuego, cabezas rodando y feroces caballos negros, he soñado páramos ventosos y noches plateadas en el desierto.

Todo esto he soñado, y he tratado de recoger estas imágenes en la medida de lo posible, por lo general sentándome y garabateando sin ver, en mi letra de por sí casi ilegible, intentando atrapar el sueño antes de que desaparezca. También poseo una memoria gigantesca que me sirve de almacén recóndito. En las semanas siguientes, intentaré reunir esos sueños, uno a uno, sin importar cuán extraños o retorcidos sean, y publicarlos aquí. Tendrán su versión en inglés, a modo de comentarios aquí, seguramente más limpios y cuidados, ya que sólo soy así de verborrágica en mi lengua madre.

sábado, 14 de enero de 2012

De almas y caminos

Este blog es, como mínimo, la prueba fundamental de mi inconsistencia. La última vez que escribí aquí fue casi exactamente un año atrás, quizás prometiendo no abandonar, escribir más seguido, y aquí estoy.
Al alma le gusta salir, deambular por ahí, sentarse en torno al fuego y conversar con sus pares. La mía es de esas que se sientan junto al fuego, conversan, escuchan, se toman todo el té, y luego vuelven a casa y no cuentan nada de lo ocurrido.
A mi alma le faltan ganas de sentarse a contar lo que ha visto en el camino. Antes le gustaba, cuando había quien la escuchara. He aprendido que hay contar aunque nadie escuche (ni lea) porque las palabras guardadas se enferman dentro de uno, y de a poco envenenan el alma de frustración y miedo, los peores enemigos de la libertad.
Esta será mi lucha, pues, mi viaje: hacer que el alma hable de cosas bellas y exorcice los demonios que acechan en el camino.
Y mientras tanto, seguir andando.
Salud.